El film, a concurso en la Sección Oficial del Festival, retrata a los habitantes del pueblo de El Dorado, en la Argentina interior, y sus singulares prácticas de sanación
El pueblo argentino de El Dorado y los particulares métodos de cura y sanación de sus habitantes son el epicentro de El Espanto, de Martín Benchimol y Pablo Aparo. Benchimol presentó su film en la mañana de este viernes 13 de abril, en el Teatro Pérez Galdós, junto al crítico y escritor Antonio Weinrichter: “Una película sobre nuestras creencias, porque lo más importante es lo que uno cree sobre lo que ve”. En este caso, lo que el espectador contempla es el retrato coral de un pequeño pueblo de poco más de un centenar de habitantes, que se prestó con entusiasmo al experimento de los realizadores rioplatenses. Los mismos que firmaron en 2012 La gente del río, rodada en la vecina localidad de Emestina.
El trabajo de Benchimol y Aparo se desarrolla a ritmo pausado (“fueron más de dos años de rodaje”) y con la vocación de ganar la complicidad de sus protagonistas: los propios vecinos de un pueblo de la Argentina interior. Los directores partían con la ventaja de ser ya conocidos en la comarca, tras la experiencia de su obra anterior: “Eso generó una relación de confianza muy importante para nosotros”, admitió el autor. También el rodar con “un equipo ínfimo, a veces llegamos a ser solo Pablo y yo. En la gente del río descubrimos que si pasábamos de tres o cuatro se cortaba la onda con la gente.”
El realizador definió su obra como “un documental”, en el que, no obstante, “nos gusta que persistan dudas acerca de los límites de este género. (…) Nos pasó que a medida que íbamos escuchando las historias, en ocasiones pensábamos… este nos está mintiendo… Y la verdad es que si era así tampoco nos importó. Nos concentramos en las creencias, más que en la búsqueda de una veracidad o lógica. (…) También a medida que avanzaba el rodaje, los propios personajes entraban en conciencia de su rol en el film, y entonces empezaron a jugar, o exacerbar su propio rol, o el aspecto que la película retrataba de ellos. Todo eso lo tomamos, y fue parte del trabajo de corrimiento del documental puro”.
Benchimol añadió que El Espanto “dialoga con los mitos y las leyendas. Es una película sobre las creencias, donde lo más importante es lo que uno cree sobre lo que ve”. Y subrayó “no me parece saludable apelar a la categoría de verdad para analizarla, se vuelve aburrido y le quita la magia”.
A lo largo de su trabajo “no le tuvimos miedo a la retoma, a rodar dos veces con la misma persona, hacerlo otra vez más pausado”, explicó. En el montaje “se dio la vuelta a lo que teníamos, escribíamos la estructura y ajustábamos el material. Partimos de centrarnos en el personaje de Jorge [el curandero] y a medida que avanzó el rodaje, descubrimos que el personaje principal era el pueblo.”
Que sus habitantes pudieron ver el resultado final, en un salón de baile de su misma localidad, “fue de lo mejor que me ha pasado”, confesó Benchimol. “En un pueblo de 120 personas había más de 400 viendo la película. Se vivió como un jolgorio, un pase comentado en la sala. Fue muy lindo comprobar cómo se veían ellos mismos en pantalla: se reían, sabían el humor que estaban construyendo… ”.
El realizador argentino defendió su trabajo como “una película lúdica, invitamos nosotros a ello, junto con los mismos personajes”. Y convino en que “nuestra propuesta formal, con una frontalidad exagerada, apela a algo que no es natural, digamos. (…) Ellos se llevaron muy bien la cámara, y aún hoy me sigue sorprendiendo la naturalidad con la que se toman estar delante de ella… Parece que se olvidaron de estar rodando”.
Pases
El estreno de El Espanto, con introducción por parte de su director, en el Teatro Pérez Galdós tendrá lugar a las 19:00 horas del viernes 13 de abril, a las 17:00 horas del sábado 14, esta vez en la sala 3 de los Cines Monopol, tendrá lugar el segundo y último pase de la película también presentada por Martín Benchimol.
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