La relación con los seres queridos y las alteraciones a los que se expone el territorio y sus moradores definen la selección de la segunda sesión de cortometrajes de Canarias Cinema

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• La cuidada animación de Shira Ukrainitz aborda todo un problema ambiental en El último muflón, mientras que el Meteoro de Víctor Moreno coloca al espectador al borde del abismo universal

Las cosas queridas, de Pablo Vilas, y Aitana, de Marina Alberti exploran diferentes maneras de afrontar el deterioro de la salud y las capacidades de los seres queridos

• El Festival programa la segunda entrega de cortos de Canarias Cinema este sábado, 20 de abril, en el Cine Yelmo Las Arenas (Sala 6, 11:45 y 19:15 horas)

Las Palmas de Gran Canaria, viernes 19 de abril de 2024. El impacto que generan en el medio y en quienes lo habitan los agentes externos que invaden el territorio, ya sea un meteorito o una especie exógena, y la alteración a la que se debe hacer frente cuando la salud de un ser querido se deteriora son los dos conectores temáticos con los que se compone la segunda sesión de cortometrajes programada dentro de Canarias Cinema. Shira Ukrainitz y Omar Al Abdul Razzak, Víctor Moreno, Pablo Vilas y Marina Alberti son los realizadores que presentan sus piezas en este bloque de la sección que el Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria dedica a la creación audiovisual con sello canario. Desde una animación onírica hasta la intimidad más profunda que puede trasladar la mirada del creador, estos títulos proponen al espectador toda una experiencia emocional, que confirma el potencial y las capacidades del sector en las Islas. Esta segunda sesión de cortos de Canarias Cinema se proyecta en la primera fecha de esta 23 edición del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, este sábado, 20 de abril (Cine Yelmo Las Arenas, 11:45 y 19:15 horas horas, Sala 6).

El último Muflón (Shira Ukrainitz, Omar Al Abdul Razzak) | 10 min.

La animadora Shira Ukrainitz y el realizador Omar Al Abdul Razzak vuelven firmar juntos otra pieza plena de audacia narrativa y una composición reconocible. Las invasiones biológicas. El caso del ovis orientalis musimon en la isla de Tenerife: El último muflón es, en rigor, el título completo de un corto, en esencia, de animación, que sí incluye imágenes documentales reales de la suelta de los primeros muflones en el paraje natural del Teide, en 1971: una iniciativa del franquismo a petición los aficionados a la caza mayor en la isla, que ha terminado por suponer un verdadero problema ecológico en el entorno.

Los muflones acaban con la flora y vegetación autóctonas, y son difíciles de erradicar, pese que se autorizan dos temporadas de caza al año.

“Esta historia es un documental. No hay nada malo, pero todo va mal”, explica Shira Ukrainitz sobre su pieza. «Tuvimos muchísimas conversaciones durante el proceso de creación. Tampoco queríamos decir que cazar es malo, o qué malos son los cazadores. Hay algo más que eso: una decisión que unos señores con traje tomaron en su momento, y partir de ahí se torcieron las cosas». Lo dicho, “no hay nadie malo, pero las cosas van mal”.

Ukrainitz ya ha firmado, junto a Omar Al Abdul Razzak, los cortos Los espacios confinados (2019) y La prima cosa (2021), ambos seleccionados en anteriores ediciones de Canarias Cinema. Razzak, además, presentó el año pasado en el festival su celebrado largometraje Matar cangrejos (2023), título en el que Shira ejerció de productora ejecutiva, y que obtuvo el premio Richard Leacock al mejor largo en 2023. La pareja de realizadores ha demostrado en toda esta breve pero sólida trayectoria su mirada singular y su pericia a la hora de proponer un cine con identidad propia. Algo que también se aplica a El último muflón.

El corto, en el que Ukrainitz ha llevado un mayor peso en la dirección, nació a partir de un encuentro casual y efímero de la pareja de realizadores con uno de los muflones del Teide. “En realidad al principio no tuvimos la idea de hacerlo exactamente así. Solo descubrimos la historia, paseando por ahí. Luego todo fue creciendo”, cuenta la animadora.

Y es que, “esta es una historia tan rara… Empezamos a escribir un cuento con un muflón joven. Un cuento casi infantil. Pero poco a poco nos dimos cuenta de lo trágico que era todo esto, lo que nos llevó a adoptar una estética y un fondo más adulto”. En ese punto fue en el que Ukrainitz diseñó el arte final, en el que se ha ocupado de todos los detalles, trabajando luego con un equipo de animadores, para conseguir definitivamente ese “movimiento entrecortado, que da la sensación de que algo va mal”.

La realizadora confiesa que “me encanta dibujar la naturaleza, los paisajes de Tenerife, investigar, sacar fotos, fue todo muy bonito. Poco a poco conseguimos montar un estilo que no existía, probando cosas. Y así logramos un poco esa sensación de sueño, trabajando también con el músico de manera gradual. El trabajo con Iván Blanco ha sido espectacular”.

Ukrainitz explica que en su campo “ahora tampoco tardamos tantísimo. En la realidad, en la animación de este corto empleamos un año, trabajando en casa en la época de la pandemia. Ahora sí que he visto un cambio tremendo a nivel técnico en las cosas que se pueden hacer en casa. Ya no hace falta un estudio tan grande, con tantos equipos”.

El último muflón se estrenó en Cracovia, y ha pasado por la Semana Internacional de Cine de Valladolid (SEMINCI) y varios festivales de animación. Ahora llega a la capital grancanaria, a un festival que “me encanta”, asegura Shira Ukrainitz: “Es mi festival favorito. ¡Y mi cuarta vez allí!”. Sobre el sector en las Islas añade que en Canarias “con muchos estudios de animación, hay potencial, totalmente”, para hacer cosas interesantes a nivel creativo.

Meteoro (Víctor Moreno) | 17 min.

Víctor Moreno defiende que corto y largometraje “para mí, están al mismo nivel cinematográfico. Es cierto que la implicación y el trabajo es mucho menos en un corto. Por eso me gusta compaginar una y otra cosa. Para no perder el músculo, y tenerlos todos entrenados”. Lo afirma todo un veterano del Festival de la capital grancanaria, al que lleva más de una década vinculado con sus creaciones, y que en su vigésima edición le dedicó un Premio de Honor. Moreno ha firmado largos muy aplaudidos por la crítica, como La ciudad oculta (2018) o Edificio España (2014), lo cual no le resta pasión a la hora de afrontar el formato más breve. Algo que transmite de manera particular en Meteoro.

O lo que lo mismo, un cortometraje que “se alargó mucho en el tiempo, y tardó mucho en hacerse. Empezó antes de la pandemia, luego se paralizó. Queríamos rodar en una localización y no conseguíamos los permisos. Luego, cayó este meteoro en Gran Canaria y decidimos aprovecharlo. Nos venía caído del cielo”. Literalmente.

Moreno afronta desde las miradas costumbristas lo que concibe como “un desconcierto, porque estamos hablando de algo tan cósmico, tan grande con respecto a la condición humana. No te da tiempo a asimilarlo. Eso mismo me pasó a mí: y mira que había escuchado antes sonidos de boom sónicos. Ni me planteé que fuera la entrada de un meteoro. Esto perturba bastante, desconcierta. La idea de empezar por ahí me gustaba, que comenzara todo con la gente local, con algo muy local, y que pudiéramos encaminarnos al cosmos desde ahí.

El corto de Moreno se centra en la figura de José García, un auténtico buscador de meteoritos que retrata en pantalla. “En el fondo”, señala, “queríamos perseguir esa idea soñadora suya. Me identifico mucho con gente que trata de alcanzar lo inalcanzable. Eso era el germen, lo que más me interesaba, y de ahí partió el corto, antes de que cayera el meteoro. Porque se parece bastante a lo que yo intento hacer como cineasta”.

Meteoro se completó con fotografía de Zhana Yordanova y sonido de Amanda Villavieja y Franco Lucarelli, en el sonido, “con un equipo de canarios en su mayoría”, destaca Moreno. Todo, para jugar con una idea final de abstracción en torno a los secretos del universo, que son hipnóticos e indescifrables”.

El director isleño manifiesta estar “siempre agradecido” al Festival de la capital grancanaria “por poder exhibir mis películas aquí. El Festival me ha visto crecer como cineasta, todo lo que he hecho se ha podido ver en su programación. Ha sido una manera de crecer como director y también como espectador». Como, por ejemplo, en la edición de 2023, en la que “no presenté nada y me vi como veinte películas, disfrutando como un niño”. Moreno señala que el certamen, “a nivel de programación es excelente”, con la perspectiva que le da el haberlo conocido de manera directa desde su segunda edición. “Era la primera vez en mi vida que fui a un festival de cine. Este año será doblemente especial, porque también coincide con mi cumpleaños. Aquí te reencuentras con amigos, lo de siempre: y puedes compartir con otros tu trabajo, que es lo más importante. Después de hacerlo, claro”.

Las cosas queridas (Pablo Vilas) | 17 min.

Mingo Ruano y Aranza Coello son los protagonistas de Las cosas queridas, el cortometraje con el que Pablo Vilas se presenta por segunda vez en el Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria. La pareja sostiene el peso de una historia en el campo: una historia de amor, de preocupación por el ser querido, de la búsqueda de origen de aquellas fugas por las que se escapan las cosas importantes.

A Vilas, que ha trabajado como cámara, montador y en la postproducción, le precede un perfil técnico. Como realizador persigue “narrar historias en las que haya el suficiente espacio como para que el espectador pueda sentir y pensar libremente”. También, “la construcción de atmósferas en las que el subtexto se pueda transmitir de una forma más sensorial que narrativa. Me suele gustar que esas atmósferas estén cargadas de misterio, como si hubiera una especie de realidad oculta en la pantalla que no terminamos de desvelar”. Por otro lado, “una temática recurrente que me interesa es la relación del ser humano con la naturaleza”, apunta el director de Las cosas queridas, que, en efecto, se localiza en buena medida en espacios naturales.

El corto surgió “de una vivencia personal en la que me di cuenta de lo complejo que es el rol del cuidador de alguien que está atravesando un problema de salud delicado”, explica Vilas. “En esos casos, a veces es difícil encontrar un equilibrio entre ser un buen apoyo o pecar de paternalismo”. “Además”, prosigue, “la persona con un problema de salud puede necesitar su propio espacio, o no querer ser una carga para sus cuidadores. Si encima la recuperación es muy lenta o inexistente, hace falta mucha paciencia y una confianza casi ciega para no desesperarse”.

La carencia del agua aparece como el hilo conductor de la pieza: el motor de un desasosiego que envuelve a la pareja protagonista. La existencia de esa fuga en el depósito es también “una metáfora del momento vital de la pareja. Para evitar que la finca se seque, Pedro tiene que detenerse a escuchar las tuberías y quedarse esperando por el sonido del agua. Me interesaba ese gesto de la espera o de la esperanza en medio de la incertidumbre que están viviendo. Silvia, en cambio, está buscando algo en el entorno que le devuelva ese sabor o color perdido en su vida, esas cosas queridas”.

Rodado en el sur de Tenerife, el cortometraje se localiza en “un entorno muy bello pero con elementos extraños e inquietantes, como los grandes depósitos abandonados o esas pencas moribundas plagadas de cochinilla”, observa su director, que en proyecto mantiene su idea de afrontar un largometraje. “Aunque siempre se dice de los cortos que son la antesala de los largos, me parece que son también un formato en sí mismo muy interesante, por ser más sencillos de producir, pero también por permitir mucha libertad formal y transmitir ideas muy sugerentes en un envoltorio más compacto”, precisa Vilas, que en este caso ha puesto el foco en cómo su protagonista femenina «busca reconectarse con la vida a través del paisaje, de una manera casi mística. Intento transmitir lo misterioso de esa relación que tiene con la naturaleza”.

El director tinerfeño está “muy agradecido” con Aranza Coello y Mingo Ruano, “por el respeto y el compromiso con el que abordaron el corto. Fueron muy generosos a la hora de encarnar personajes con tanta carga emocional, y eso sin duda queda reflejado en el resultado final. Además, ambos son intérpretes de mucha experiencia y mucha calidad humana. Hicieron que todo fluyera más fácil”.

Vilas, en suma, regresa al Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, en el que debutó en 2020 con su Fuera de campo. Para él, el certamen “nos da la oportunidad de ver un cine de vanguardia, con una programación muy amplia y diversa que sería muy difícil de encontrar en las Islas de otro modo”. “Además”, añade, “me parece una ventana maravillosa para exhibir nuestros trabajos al público, así como uno de los puntos de encuentro de referencia para los cineastas de Canarias”.

Aitana (Marina Alberti) | 19 min.

Aitana es la historia de una obsesión: la de una hija que pelea para que su madre no pierda la memoria, como ya sucedió con su abuela. La pieza supone el estreno como directora de Marina Alberti, realizadora formada como tal la a la que la vida, hasta la fecha, la ha llevado a desarrollar una respetable trayectoria como productora ejecutiva. El corto también ha supuesto una carrera de obstáculos que ha tenido que salvar la propia Alberti para poder completar el cortometraje.

A saber, Marina, nieta del poeta Rafael Alberti y la escritora María Teresa León, e hija de la también escritora Aitana Alberti, tuvo que superar un importante reto personal. Aunque la firmante de este corto tenía en mente estrenarse como cineasta con un trabajo sobre sus antecesoras, “me ha costado muchísimo distanciarme, la verdad, para llegar a este punto”, confiesa.

Otra dificultad sobrevenida surgió cuando llegó el momento de rodar. “Para que mi madre se implicara me tuve que poner yo delante de la cámara”. La directora, es, de hecho, la hija implacable que propone constantes ejercicios de memoria a su madre en cama. “Para mí”, lo de situarse en la pantalla “fue algo bastante difícil de asumir”, recuerda. “Al final, tuvimos todo el rigor de un rodaje cinematográfico, con guion, con la producción, con una agenda. Eso fue lo que hizo que mi madre se implicara realmente en esto”, resumen la realizadora.

Pero no acabaron las dificultades en ese punto. Llegó la pandemia, y con ello, el parón en el proyecto. Luego, a Marina le resultó complicado poder regresar a La Habana, en donde reside su madre (que hoy cuenta con 84 años de edad). Pero en este camino de obstáculos, pudo volver con su propia hija y de José Alayón (productor, montador y director de fotografía en el corto), para que sus dos Aitanas, ascendiente y pequeña descendiente, pudieran conocerse. Eso se tradujo en una relajación en el ritmo de la película, “porque cuando eres madre pones las cosas en otra perspectiva”, conviene la directora.

Todo cristalizó en una pieza plena de sensibilidad, emotiva pero nunca condescendiente con el espectador. En términos de lenguaje cinematográfico, la realizadora se siente especialmente satisfecha con el ritmo conseguido, “arrítmico, con altos y bajos: creo que logramos reflejar cómo funciona el pensamiento y la propia mente humana”, en un contexto de lucha contra la desmemoria y en una realidad en la que la madre no sale de la cama. De ahí que también se empleara el recurso de las ensoñaciones insertadas en el metraje, con el resultado de muchos contrapuntos sucesivos. “Lo que nos interesó siempre”, señala la directora, “era que esta historia se pudiese entender en cualquier parte del mundo, sin que lo importante fuera el componente literario de los abuelos. Una mujer mayor, venga de donde venga, tiene una trayectoria enorme”.

“Conocí otra parte de mi madre durante el proceso de la película”, afirma. También, que “me he podido sacar la espina de hacer algo sobre mi familia”. A la capital grancanaria llega, paradójicamente, como directora debutante, después de muchos años relacionada con el festival como productora. Algo que “me hace mucha ilusión. Estrenar aquí, para mí, que vengo de familia de exiliados, representa mucho. Estoy muy feliz y me apetece mucho que el público pueda ver la película”. Además, agrega que el festival de Las Palmas de Gran Canaria “tiene una trayectoria enorme, es uno de los más destacados. Y tiene el MECAS (el Mercado del Cine Casi Hecho) también, que es algo muy importante para el sector”.

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