La primera entrega de obras de Canarias Cinema revisa el pasado con una mirada crítica, reivindicativa y contemporánea

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El Festival proyecta la primera sesión de Canarias Cinema Cortos (siete cortometrajes, con una duración de 82 minutos) y los largometrajes Las postales de Roberto y Bárbara nadie 

La  primera entrega de obras que componen la sección Canarias Cinema en la presente edición del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria guarda el denominador común de apuntar al pasado con otra mirada, otra perspectiva: otra visión acerca del pasado histórico, el cine clásico, el cine de autor tradicional o incluso el cine amateur pretérito en las Islas. Los cineastas de este primer bloque de la sección que el certamen reserva para las producciones impulsadas desde el Archipiélago mostraron ante los medios de comunicación este sábado, 7 de abril, en el Teatro Pérez Galdós, su profunda inquietud  por trasladar a la gran pantalla su firma de autor en una generación de creadores que parece distinguirse por su especial preocupación por mirar atrás de otro forma. Todo, en la primera jornada en la que se proyectan sus obras en Multicines Monopol.

Víctor Rosales, coordinador de programación del festival, destacó que la selección de títulos a incluir en Canarias Cinema “ha sido complicada, como siempre es”, para presentar a los directores de los largometrajes Las postales de Roberto (Dailo Barco) y Bárbara nadie (Ayoze García), y a los cortometrajistas Daniel Mendoza, Miguel G. Morales, Sara Álvarez, Rafael Marrero, Macu Machín y Rafael Navarro, además de Barco, que también repite en este apartado.

Los propios autores resumieron el perfil de unos trabajos que, en lo que atañe a los cortos, conforman un bloque de 82 minutos de proyección en la primera parte de Canarias Cinema reservado a estas obras. 

Así, Rafael Marrero, autor de la coproducción sueco-española Dualité, explicó que “mi trabajo trata sobre el conflicto interno de una personas, sobre la dualidad, desde la perspectiva de la masonería”.  Una obra visual, plagada de códigos ocultos a descifrar por el espectador que no cuenta una historia convencional, y que se preocupa en subrayar las emociones que sugieren los símbolos en pantalla. 

Sara Álvarez, del colectivo Pestaña Cíclope (una reunión de actores, directores y técnicos, que han entablado contacto en certámenes de cine, en las islas)  defiende en el Festival el corto Diques, que “habla de los muros sociales y emocionales que nos construyen a nuestro alrededor, de esos diques”. 

Rafael Navarro es el director de Sôju, “una conversación entre dos extraños, y un homenaje al cine de autor de los años 60 y 70”. “Quería hacer una mini-película de arte y ensayo hoy. Mi intención es poderla mostrar aquí, en este Festival, que me hace mucha ilusión”, explica el autor, quien incidió en las referencias del cine de autor clásico. 

Daniel Mendoza, autor de 20 años sí es mucho, presenta una pieza que “es un falso documental de un hecho acontecido en octubre del año pasado: la decisión de una persona a la que involucramos en la obra”, una coproducción uruguaya-española que aspira a seguir creciendo hacia el formato del largometraje. 

Miguel Morales es el firmante de Ángel caído, corto que define como “una investigación en archivo fílmico sobre varias construcciones que aún existen en Tenerife, que gira en torno al axioma  ‘No se puede juzgar al franquismo mientras siga vivo, y mientras siga vivo no se le puede juzgar”, un claro ejercicio de atención a la memoria histórica. 

Macu Machín se presenta en el festival con El mar inmóvil, una obra que fue “realizada para la Bienal de Lanzarote: allí el reto era trabajar libremente sobre el Lancelot de Agustín Espinosa. Para mí fue un doble reto porque debía trabajar con un hito de la literatura canaria, pero también tenía que trasladar el imaginario de Espinosa a mi territorio, que es el documental”, explicó la autora.

Finalmente, Dailo Barco compite en la sección de cortos de Canarias Cinema con Archipiélago fantasma, obra “experimental”, en torno a la primera película canaria, El ladrón de los guantes blancos: “Allí encontré a uno de los desaparecidos de la Guerra Civil, aprovecho la obra para traer al presente una historia silenciada”, apunta el director.

Largometrajes con conciencia

Barco también se presentan Canarias Cinema con Las postales de Roberto, que  parte del mismo movimiento” que su corto, y que no es otro que “mi acercamiento a la Filmoteca Canaria, para trabajar materiales del pasado como un cineasta del presente”. En este film, el director establece “una conversación con un cineasta de los años 70, en la época del cine amateur en Canarias, Roberto Rodríguez. A través de su historia también podemos reconstruir una época”. 

Raíces, El mar nos mira de lejos y Telúrico también compiten en este apartado de largos de Canarias Cinema. “Hay otros dos largos como Bárbara Nadie y Apocalipsis Voodoo que consideramos interesante presentar fuera de concurso”, explicó Víctor Rosales.

Precisamente, Ayoze García, también integrante del colectivo Pestaña Cíclope, es el director de  Barbara nadie, un trabajo de apropiación sobre la película Juan Nadie, de Frank Capra  (que está en dominio público), para “hacer desaparecer a su protagonista, Barbara Stanwyck, una actriz que ha caído en un relativo olvido hoy”. González apunta que “en el montaje surge una historia sobre periodismo, la manipulación de los medios y sobre el propio proceso de edición cinematográfica. Hay un personaje que es contratado en el periódico para sustituir a la columnista, Barbara Stanwick: ese periodista vengo a ser yo”.

Miradas al pasado 

La mayoría de estas obras, en mayor o menor medida y con una vocación más menos personal o informativa, señalan al pasado para abordarlo desde una perspectiva diferente. Dailo Barco convino en este punto en que “reivindicar el pasado es una necesidad generacional, de contar no sólo nuestra historia sino también de cómo somos capaces de transformar nuestra visión de la historia, que al final es una lucha de relatos”. “Para mí es todo es el presente”, añadió, “encuentro en mi generación esa preocupación, porque creo que hemos convivido con un relato perverso”. 

Rafael Navarro, director de Sôju, añadió que su corto “también vive del mismo contenido”, para recordar el cine de autor pretérito, “que hoy se puede ver en el cine club”. Ayoze García, por su parte, recordó que “en mi caso, he estado peleándome con una película de 1941, y como periodista, sorprende que ya en aquella época ya se habla de las Fake News, con el mismo término que hoy, con la Segunda Guerra Mundial en marcha: se va fraguando todo el cambio de mentalidad de EEUU para entrar en la guerra”.

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