• El largometraje documental de la cineasta checa Klára Tasovská sobre la fotógrafa Libuše Jarcovjáková compite en la Sección Oficial del 23FICLPGC
• El primer pase de la película será hoy jueves 25 de abril, a las 20:45 horas, en la sala 6 de Cine Yelmo Las Arenas, con presentación de la directora, y el viernes 26, a las 18:15 horas, en la sala 7
• Un total de diez estrenos absolutos se juegan su entrada en el palmarés de la vigésima tercera edición de la cita grancanaria
Las Palmas de Gran Canaria, jueves 25 de abril de 2024. Utilizando tan solo el objetivo de su cámara, una joven fotógrafa, después de que la Unión Soviética junto con los demás socios del Pacto de Varsovia invadieran Praga en 1968, decide emprender un viaje hacia la libertad para deshacerse de las restricciones del régimen represivo checoslovaco. Esta introducción resume I’m Not Everything I Want to Be (Ještě nejsem, kým chci být) (República Checa, Eslovaquia, Austria, 2024, 90 min.), el primer largometraje documental de la directora checa Klára Tasovská que compite en la Sección Oficial de la vigésima tercera edición del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria.
I’m Not Everything I Want to Be es el ensayo documental biográfico de Klára Tasovská en el que captura el particular viaje hacia la libertad artística y la liberación sexual, además de un reconocimiento, de la fotógrafa checa Libuše Jarcovjáková, que, durante muchos años, documentó a diferentes comunidades en Checoslovaquia.
La directora que firma este largo, que se estrena en España en el marco del Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria tras su paso por citas como Berlín y Copenhague, mantuvo un encuentro con la prensa este jueves 25 de abril en el Auditorio Alfredo Kraus.
Klára Tasovská explicó que la idea de hacer una película sobre la fotógrafa checa Libuše Jarcovjáková, creada a partir de sus fotografías, surgió hace cuatro años después de conocer la historia de su vida y de su fotografía, algo que “le emocionó”. Por tal motivo, dijo, decidió “trabajar en algo más complejo con ella que fuera más allá que un proyecto televisivo”.
Así fue como comenzó ese viaje, después de ver “cientos de miles de fotografías y de leer miles de páginas de sus diarios”. Junto con su editora comenzó a crear la historia con una muestra inicial de 70.000 fotografías que finalmente acabaron en 3.000. Un trabajo que les llevó dos años para ordenarlo todo, pero con vía libre y total libertad y confianza de Libuše Jarcovjáková para manejar el material. De hecho, dijo, Libuše Jarcovjáková “quería que todo su trabajo se mostrase desde otra perspectiva y desde otro punto de vista”.
Tras visionar todas sus fotos se dio cuenta de que en ellas “se plasmaban pequeñas historias de manera constante”, así que describió su historia no solo a través de fotografías “sino de sus palabras en los diarios”. Pero llegó la pandemia y no pudieron viajar. No importó porque tenía el material “necesario y perfecto”, por lo que decidió contar solo con sus instantáneas y páginas de sus diarios.
Aunque tenía muy claro desde el inicio seguir un orden cronológico, documentar todo este material de archivo y leer todas las páginas le llevó aproximadamente un año. A partir de ahí empezó a tomar notas y extraer información de lo que posteriormente acabaría articulando la trama, dividiéndola en esas pequeñas historias y fue de ahí, dijo, de donde surgió la película.
Un pase de diapositivas compone los 90 minutos de duración de I’m Not Everything I Want to Be. La calle, la noche, el sexo, el trabajo, el alcohol, el amor y la depresión son captados para retratar el mundo que rodea a la artista, así como su búsqueda de identidad, luchas cotidianas, relaciones y emociones. Las anotaciones en los miles de páginas de su diario llevan al espectador a su vida en Praga, Tokio y Berlín entre los años 1970 y 1989.
Para llegar a la división de la película en distintos fragmentos que se corresponden con los lugares en los que vivió la protagonista y que se recogen en sus diarios, la realizadora detalló que “al dividirlos en cinco pequeños capítulos sería más sencillo trabajar con la historia”.
Y en cuanto al plano sonoro y musical, la directora explicó que en las narraciones solo se utiliza su voz y que después de trabajar con distintas secuencias encontraron la canción perfecta que es de un músico checo que posteriormente se encargó de la parte del sonido del film. Decidieron utilizar música de estilo contemporáneo porque “entendían que era importante que la historia quedase arraigada al presente”.
En definitiva, el documental centra la atención en cómo Libuše consigue sobrepasar los límites del encuadre y proponer un retrato completo de ella como mujer, una artista. Precisamente, la protagonista, cuando vio por primera vez el resultado de la obra, dijo la directora, “se mostró muy contenta”.
Share this Post