- Su programación, coordinada por José Cabrera, mantiene la apuesta por un cine de riesgo estilístico formal
- En consonancia con la sección oficial de largometrajes, la sección de cortometrajes propone una minuciosa búsqueda global reflejada en estas obras producidas en una veintena de países de los cinco continentes
Las Palmas de Gran Canaria, jueves 23 de marzo de 2017.- Dieciséis cortometrajes de cinematografías de muy diversa procedencia, todos de estreno en España, integran la completa sección oficial a concurso del 17.º Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria (31 de marzo – 9 de abril). Títulos procedentes de una veintena de países de los cinco continentes que, tal y como se ve en la sección oficial de largometrajes, refleja la minuciosa búsqueda global realizada por el certamen. Entre ellos, dos títulos españoles, una coproducción con Holanda, The I Mine (Emilio Moreno, España, Holanda, 2017, 27′) y una canaria, El becerro pintado (David Pantaleón, España, 2017, 10′) -en la foto-. Tanto el apartado de cortometrajes como el de largometrajes de la sección oficial cuentan con el patrocinio de Fundación Cajamar Canarias.
La programación de películas de corta duración de esta edición, coordinada por por José Cabrera, mantiene la apuesta por un cine de riesgo estilístico formal y por un acercamiento poco habitual a contenidos ya de por sí diversos. Cada proyección es muestra de la heterogénea realidad del cortometraje internacional actual, con elementos indispensables para reinterpretar la realidad. Intuición de cineastas que deconstruyen los discursos del lenguaje fílmico para reformular narrativas desde un punto de vista intransferible. Podremos encontrar entre las obras seleccionadas homenajes a géneros proscritos, complejos discursos políticos, retornos a la espiritualidad perdida, bellas descripciones de la alteridad, elogios a la memoria, migraciones binarias o lecciones filosóficas.
En el primer título español mencionado, The I Mine, Moreno consigue engarzar una heterogénea triple búsqueda en la tierra: la de los orígenes de la humanidad, la de la riqueza y la del yo. De esta forma crea el relato de un ser humano que reflexiona sobre sí mismo y su fugacidad desde el Australopithecus de hace 2 millones de años hasta la actualidad. El segundo cortometraje español a concurso, El becerro pintado, lo firma David Pantaleón, un veterano del Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria que ya es reconocido en festivales de primer orden. En este último trabajo, Pantaleón nos regala una nueva estampa bíblica con resonancias del folclore y la sociedad canaria.
El cine procedente de América está representado en esta selección por los cortometrajes Abigail (Isabel Penoni, Valentina Homem, Brasil, 2016, 17′), Centauro (Nicolás Suárez, Argentina, 2016, 14′), Duelo (Alejandro Alonso, Cuba, 2017, 12′) e Ears, Nose and Throat (Kevin Jerome Everson, EEUU, 2016, 10′).
Estrenada en la Quincena de Realizadores de Cannes, Abigail es una obra de enorme calado en Latinoamérica que apenas se ha podido ver en Europa. La memoria, las tradiciones y los ritos afroamazónicos centran la obra de las directoras Isabel Penoni y Valentina Homem. Centauro, el corto de Nicolás Suárez, un neowestern musical que actualiza el mito del gaucho con un enorme atractivo visual, obtuvo una Mención especial de la reciente Berlinale. La cubana Duelo es una perturbadora pieza sobre el sueño y los monstruos que atemorizan a un joven. El choque en Sierra Maestra de lo material y lo inmaterial, de la realidad y la ensoñación en la vida de un muchacho y su madre. El cuarto título americano de la sección es el norteamericano Ears, Nose and Throat, uno de los cortometrajes más apreciados del pasado año, con selecciones en Rotterdam, Toronto, Londres o Nueva York. Una reflexión inusual sobre la violencia cotidiana que confronta el daño físico con el daño psicosociológico.
Las cinematografías europeas cuentan con seis cortometrajes a concurso en la sección oficial: Because the World Never Stops (Maximilien Van Aertryck y Axel Danielson, Suecia, 2016, 11′), Call of Cuteness (Brenda Lien, Alemania, 2017, 4′), Goût Bacon (Emma Benestan, Francia, 2017, 12′), Hiwa (Jacqueline Lentzou, Grecia, 2017, 11′ ) y Zvir (Miroslav Sikavica, Croacia, 2016, 14′), así como con las coproducciones No’i (Aline Magrez, Bélgica, Vietnam, 2016, 21′) y Nyo Vweta Nafta (Ico Costa, Portugal, Mozambique, 2017, 21′).
La primera, Because the World Never Stops, que firman los directores Maximilien Van Aertryck y Axel Danielson (Ten Meter Tower / Hopptornet, Suecia, 2016) vuelve al análisis sociológico a través de la imagen de personas en situaciones de estrés. En este caso unos presentadores de televisión muestran la cara B del teatral proceso informativo diario. El título alemán Call of Cuteness recoge monerías en la red tamizadas por la animación de su jovencísima directora, recién llegada de Berlinale. Una mirada siniestra al mundo gatuno y a sus hordas de fans on line.
Una vital y sutil visión de las relaciones adolescentes de barrio se puede ver en el título francés Goût Bacon; gotas de humor inteligente y segundas lecturas en el estreno internacional de este corto que aporta frescura dentro del subgénero del cine pensado en un taller, en este caso para jóvenes. Como el corto alemán, Hiwa, una narración desde una mirada infantil, que mezcla el imaginario filipino con el griego, llega al certamen directamente de Berlinale.
El cortometraje croata Zvir, estrenado en la Quincena de Realizadores de Cannes, es una ficción sobre el derribo de construcciones ilegales que nos transporta desde los Balcanes al legado que la vieja Europa deja a sus futuras generaciones.
Por último, las coproducciones mencionadas: la belga vietnamita No’i es una agradable sorpresa de la escuela belga, premiada en Winterthur, una película de observación con enormes hallazgos; la portuguesa mozambiqueña Nyo Vweta Nafta, una pieza brillante de la nueva hornada portuguesa, pudo verse en su estreno en Rotterdam; un registro de los sueños y aspiraciones de unos jóvenes de Inhambane.
Por último, las cinematografías asiática y oceánica participan con Dadyaa (Pooja Gurung, Bibhusan Basnet, Nepal, 2016, 16′), Nightfall (Anocha Suwichakornpong, Tulapop Saenjaroen, Tailandia, Singapur, 2016, 15′) y Slapper (Luci Schroder, Australia, 2016, 15′).
Tras su paso por tres de los grandes festivales (Venecia, Toronto y Sundance), el certamen programa Dadyaa, uno de los cortometrajes más sorprendentes del continente asiático, con una fotografía que corta la respiración y secuencias portentosas que darán que hablar. Nightfall, firmado por una de las directoras más reputadas del panorama cinematográfico contemporáneo y un videoartista da como resultado una obra eminentemente política. Por último, la australiana Slapper se estrena en Europa en este certamen tras su paso por Sundance. En ella, Schroder crea la ficción de un universo digno de Minervini donde cambia al votante trumpiano por el suburbio aussie.
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