Entre perro y lobo: “El documental y la ficción son géneros que a menudo se separan de forma errónea”

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 José Alayón produce Entre perro y Lobo, el primer largometraje que se proyecta en Canarias Cinema: una historia híbrida entre lo real y lo inventado en torno a tres veteranos cubanos de la guerra de Angola, que cada año reviven en la Sierra Maestra su instrucción como soldados

 “Festivales como el de Las Palmas de Gran Canaria hacen cineastas, está demostrado. Y en este caso, además, se ha conseguido un gran reconocimiento en el circuito como certamen para el cine de autor”

 Entre perro y lobo se proyecta este viernes 9 de abril a las 12:00 horas en la Sala Cinesa 9 del Centro Comercial El Muelle

Las Palmas de Gran Canaria, jueves 8 de abril de 2021.- La Sierra Maestra es uno de los enclaves icónicos de la revolución cubana: un emplazamiento con una fuerte carga simbólica y antiguo refugio de los guerrilleros. Y también un escenario de una impagable belleza natural, aislada de la civilización. La sierra, más que un paisaje, es también protagonista en el largometraje Entre perro y Lobo (Irene Gutiérrez, 2020), que estrena las proyecciones de Canarias Cinema en este apartado. Un film producido por el canario José Angel Alayón, junto a Marina Alberti y Viana González. La historia funde los géneros de documental y ficción, “a los que a menudo se separa de forma errónea”, en palabras del propio Alayón. La aventura que retrata es la de tres veteranos cubanos de la guerra de Angola, que cumplen con su ritual anual de revivir su instrucción como los soldados que fueron.

La película es una mezcolanza de realidad, fantasía y archivo histórico, efectiva en su puesta en escena, cruda en su fotografía y eficiente a la hora de trasladar al espectador a un viaje continuo a través de la sierra. “En relación a la mezcla híbrida es algo que nos gusta a hacer desde que fundamos la productora El Viaje”, apunta Alayón. “Nos interesa mucho trabajar con material real pero luego haciendo construcciones desde la ficción. La pureza del documental la ponemos en duda: creemos que es un error habitual el separar ambos géneros. En esta película lo llevamos al límite”.

El productor y director fue también compañero de Irene Gutiérrez en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de Cuba (EICTV). “Allí fue donde nos conocimos, y donde un grupo de esos estudiantes comenzamos a compartir inquietudes en una misma línea”, explica. Una senda conceptual que cuestiona el canon del documental como sinónimo de verdad absoluta, porque “al final estás tomando la decisión de poner la cámara en un sitio, escoges dónde van los cortes, el montaje… Pongo en duda que el documental sea, en puridad, lo real. En su primera película, los Lumière repitieron tomas de la gente saliendo de la fábrica. ¿Esa era la realidad? La verdad es que ese juego, es mezcla con la ficción, nos gusta, y queremos sacar lo mejor de cada género”

Alayón, que ya había producido a Gutiérrez en Hotel Nueva Isla (2014) conviene en que, en el caso de Entre perro y lobo, el trasfondo político no dejaba de existir. Si bien subraya cómo “siempre queremos filmar desde un lugar de respeto a lo que estamos tratando. Nos hacemos cargo de la ética sobre los personajes, e intentamos colocarnos en la misma postura que ellos. La sensación es que estábamos grabando a personas que lo arriesgaron todo por un ideal, y eso, la verdad, hoy no es muy habitual”.

Y con arriesgarlo todo, el productor alude a la vida misma, que Estebita, Miguel y Alberto se jugaron al embarcarse en la aventura de ir a combatir a Angola (recalando, por cierto, en Tenerife, en una parada previa). El cineasta cuenta que en Entre perro y lobo “trabajamos a partir de las conversaciones con ellos, que deberían haber salido en los créditos casi como guionistas”. Luego, a partir de esa base de hecho real se añade una ficción de pasado, unos planos intercalados de documentos históricos…

La película ha acumulado un recorrido exitoso en un tiempo difícil. “Empezamos en Berlín el año pasado, luego vino toda la pandemia, pero la verdad es que en España ha funcionado muy bien. En Gijón ganó el premio a la mejor película española. Y, siendo compleja narrativamente, creemos que la gente la entiende”, añade Alayón. Y al final, “los veteranos están muy contentos con el resultado: ahora creo que se va a estrenar en La Habana, van a estar ellos y sería fantástico poder volver a verles. Creo que la película les trata con mucha dignidad”.

El productor ha sido también responsable de la fotografía del film. En este punto, explica que “con Irene hablábamos de la idea de construir todo visualmente a partir del cuerpo de ellos, contraponerlos al paisaje. Eso te va transportando y trasladando esa sensación de viaje”. Y, en efecto, la cámara pasa de planos cerrados, íntimos, directos y dedicados con intensidad al personaje a mostrar la inmensidad de la sierra. Un espacio poco amable para el visitante eventual, pero con una pegada visual indiscutible.

“Fue una súper experiencia estar en la Sierra Maestra. Llegamos sin una idea clara de lo que queríamos hacer, pero eso era también lo que buscábamos: que fueran los protagonistas los que nos fueran conduciendo, y que, al final, sea la película la que te atraviese a tí”, explica el productor, que, eso sí, admite que “allí dependíamos de las mulas para muchas cosas. Buscábamos también los cambios climáticos, las lluvias fuertes… Estuvimos dos meses. Cuando llovía se desbordaba el río. El ruido de los bichos por la noche, ni te cuento. Pero nos gusta mucho esa vivencia. ¿Un alivio el regreso? Bueno, sólo el cambio de la Sierra Maestra a La Habana ya fue un shock”.

De la realizadora Irene Gutiérrez tiene una definición muy clara: “Es una fuerza de la naturaleza. Para este trabajo, que era complicado, estuvo mucho tiempo investigando. Y realmente consiguió avanzar con todos esos hombres en el rodaje de una forma íntima y más cercana”. En cuanto a su visión como directora, añade Alayón que “Hotel Nueva Isla fue una película más tranquila, se manejó de forma distinta, y esta ha sido una vorágine. No sé si estamos hechos del todo como cineastas: en esto todos estamos evolucionando y aprendiendo continuamente. Lo que ella sí creo que tiene claro es lo que no le interesa, que es el cine más construido o convencional”.

El Festival y Canarias Cinema

Director, productor y autor, José Alayón se confiesa como “totalmente vinculado” al Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria. “Creo que ha sido una de las cosas más importantes, si no la que más, que nos ha pasado a los cineastas en Canarias. También por la calidad de Canarias Cinema y como lugar de encuentro, con un cine muy potente y muy autoral. Festivales como el de Las Palmas de Gran Canaria hacen cineastas, se ha demostrado. Además, da mucha fuerza, porque al final también esto es un trabajo jodido, y se agradece encontrarte con gente que está en lo mismo que tú”.

Además, apunta que el Festival “tiene un gran reconocimiento dentro del circuito, como festival de cine de autor. Y es un acierto: los festivales no pueden copiar lo que hacen las grandes plataformas, a la larga esto funciona al revés. Si el cine no se reinventa, se muere. Y en este certamen lo que se ha hecho es buscar eso nuevo, en Asia, en América, en Europa, en África… Por otra parte, hace veinte años no era tan sencillo ver ese otro cine por aquí. El que hemos podido disfrutar con el Festival. ¿Cómo que el cine tiene que ser cine para todo el mundo? No creo mucho en eso, porque ¿qué es el cine para todo el mundo?”.

Entre perro y lobo se proyecta a las 12:00 horas de este viernes 9 de abril, en la Sala Cinesa 9 del Centro Comercial El Muelle y el sábado 10, a las 19:15 horas, con la presentación de los autores. El acto está sujeto a las correspondientes medidas de seguridad para combatir la propagación de la COVID-19, siendo obligatorio el uso de mascarillas y el respeto de la distancia social en las proyecciones.

 

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